Buenas prácticas gerenciales para el hogar
6 de mayo de 2015
¿Alguna vez las personas se han imaginado que su familia funciona de manera similar a una empresa o conocen algunos de los beneficios que puede aportar al hogar y al grupo familiar aplicar algunas buenas prácticas gerenciales? Así como las empresas exitosas desarrollan una planificación anual para llevar un control más detallado de los gastos, de las inversiones y de los periodos más complicados o más favorables del año, las familias pueden adoptar algunas de estas prácticas para mejorar el aprovechamiento de sus recursos.
Con la planificación anual, las empresas buscan las mejores estrategias a la hora de afrontar pagos, comprar activos o mercancía, incursionar en otra rama del negocio para expandirlo o hasta para aumentar su personal. Estas iniciativas no son muy distintas a los casos o situaciones que se pueden encontrar en el transcurso del año en el núcleo familiar.
Realizar una planificación de los gastos e ingresos de todo un año del grupo familiar aunque suena complicado, en realidad no lo es. Además, las ventajas que esto tendrá para el manejo del presupuesto puede significar ahorrar, comprar bienes a futuro, realizar un viaje en familia, evitar endeudarse irresponsablemente y una serie de mejoras para la economía del hogar.
Un claro ejemplo se tiene en el inicio de la temporada escolar. Los grupos familiares que tienen hijos saben que anticiparse en los meses previos al comienzo de clases les permite atender —y con menos trauma para las finanzas familiares— las exigencias de los institutos educativos. De esta manera, levantar un listado (inventario) de los materiales a los que les queda vida útil para seguirlos aprovechando e invertir específicamente en los que sea indispensable hacerlo es una muy buena práctica.
Realizar una planificación de los gastos e ingresos de todo un año del grupo familiar puede significar ahorro
La anticipación al inicio del año escolar se traduce además en dimensionar y estimar el esfuerzo extra requerido para controlar algunos costos, lo que permitirá poder afrontar los gastos que requieren los colegios como útiles escolares, uniformes, pagos de matrícula o inscripción, entre otros.
Estas prácticas gerenciales parten por levantar un estimado presupuestario familiar, donde se determinen cuáles son los ingresos fijos y extras de los integrantes del hogar económicamente activos, conocer cuáles son los gastos fijos (alquiler o renta, alimentación, servicios, colegio, universidad, etc.), los gastos variables (vestimenta, esparcimiento y recreación, entre otros) y saber en cuáles momentos del año se necesita afrontar pagos importantes.
Una revisión mensual de los resultados del presupuesto y fijar incentivos por el buen cumplimiento de las tareas, son otras buenas prácticas empresariales que se pueden adoptar en el hogar. De esta manera, se intenta garantizar al máximo el bienestar que genera el logro de las metas que se decidan alcanzar en el núcleo familiar.